La toma de La Habana por los ingleses en 1762 fue uno de los acontecimientos más importantes de la segunda mitad del siglo XVIII en Cuba, la región del Caribe y el Hemisferio Occidental, iniciando una ocupación británica en la isla que puso en peligro el equilibrio del imperio colonial español.
Impacto económico y comercial
Durante los once meses que duró la ocupación británica, se incrementó la entrada de esclavos provenientes de las colonias inglesas, lo cual favoreció la actividad agrícola, y se desarrolló también un libre y activo comercio, circunstancias que dieron inicio a la verdadera prosperidad de La Habana.
Fin de la ocupación y consecuencias
La ocupación inglesa se extendió hasta el 6 de julio de 1763, cuando en virtud del Tratado de París se restauró la soberanía española. Sin embargo, el dominio británico solo se ejerció formalmente en la jurisdicción de La Habana, mientras que la capital militar y política de la isla comenzó a regir desde la Fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles de Xagua, cerca de lo que sería la ciudad de Cienfuegos en el siglo XIX.
La resistencia popular y el lamentable final
Aunque hubo resistencia popular al establecimiento del poder inglés, muchos cubanos hoy en día lamentan no hablar inglés ni ser súbditos de la reina Isabel, asegurando que su prosperidad y libertad habrían sido mayores si los británicos no hubieran intercambiado La Habana por los pantanos de la Florida.
Fuente: martinoticias.com (fragmentos). Foto: arrecaballo.es