De cafecito en cafecito, se teje confianza, no solo negocios

Por Henry Aguilera, Tampa FL, [email protected]

Diana nació en Connecticut, pero su vida no puede explicarse sin Brasil, sin lo dominicano, sin la mezcla viva del Caribe y Sudamérica. Hija de madre dominicana y padre brasileño, sus primeros pasos por esas tierras la llevaron a Minas Gerais y luego a Pará, cerca del Amazonas. “Yo no me quería ir”, recuerda con nostalgia, evocando la belleza natural, la boa constrictora que cruzó su camino y el portugués que aprendió no solo a hablar, sino también a escribir, porque su papá insistió en que su herencia no fuera superficial.

Conexión con las raíces

Ese espíritu de conexión con sus raíces, con las personas y con las comunidades ha sido el hilo que guía su vida. En Florida, donde ha vivido incluso antes de ir a Brasil, estudió Administración de Empresas en la Universidad del Sur de Florida (USF). Pero fue a través del programa AmeriCorps donde encontró el rumbo de su vocación: el servicio comunitario. Así llegó a Prospera, una organización dedicada a apoyar a emprendedores latinos. Allí, su propósito fue claro: empoderar, formar y acompañar a quienes soñaban con comenzar un negocio. “Uno planta su semilla y es parte de la historia”, dice con humildad sobre los muchos casos de éxito que aún guarda con cariño, como el joven en Jacksonville que pasó de vender jugos en mercados de agricultores a exportar internacionalmente.

Liderazgo en la Cámara de Comercio Latina

Desde entonces, no ha parado. Su entusiasmo genuino la llevó hasta la Cámara de Comercio Latina de Tampa Bay, de la cual hoy es presidenta. La cámara nació en 2019, impulsada por su amigo César, con la visión de crear un espacio donde los latinos pudieran emprender, aprender y colaborar, especialmente en el área de tecnología. Tras una pausa obligada por la pandemia, retomaron fuerza en 2023. “Nos tocó reconstruir todo: procesos, eventos, enfoque”, comenta. Y lo hicieron. Hoy organizan actividades como Cafecitos con Conexión, encuentros mensuales en cafés locales donde los emprendedores se presentan, crean lazos y reciben visibilidad. También realizan almuerzos trimestrales, eventos de networking, talleres educativos y colaboraciones con diferentes organizaciones que apoyan a la comunidad empresarial.

Comunidad de apoyo

La cámara ofrece diferentes niveles de membresía, pero más allá de los beneficios concretos, lo que ella resalta es la sinergia entre los miembros. “A diario pasan cosas. Uno necesita un plomero, otro conoce a alguien, y así surgen colaboraciones, remodelaciones de food trucks, campañas de mercadeo. Es una comunidad de apoyo”, explica.

Impacto en la comunidad

Además de su labor voluntaria en la cámara, forma parte de la Hispanic Professional Women’s Association, donde impulsa programas de mentoría y entrega becas a jóvenes latinas. En el último ciclo, 15 de 35 estudiantes becadas pudieron dar un paso firme hacia sus metas profesionales. “Dios nos da talentos y oportunidades, no para quedarnos con ellos, sino para compartirlos”, afirma con convicción.

Consejos para el futuro

Cuando se le pregunta cómo se ve en cinco o diez años, su respuesta es clara y serena: “Haciendo lo mismo”. Porque para ella, ayudar no es un deber, es una forma de vivir. A quienes están empezando su camino en este país, les ofrece dos consejos sencillos y profundos: “Construyan su grupo de apoyo y hagan preguntas. No se queden solo con el consejo del amigo, busquen opciones, investiguen, pregunten más”.