El general que sobrevivió a tres guerras y nunca pidió nada a cambio

El general que sobrevivió a tres guerras y nunca pidió nada a cambio

Fuente: cubanos Facebook, elhombredelpeloblanco. Foto: XRevistaBohemaCuba

Pocos hombres en la historia de Cuba pueden decir que atravesaron las tres guerras de independencia y salieron con vida. José María “Mayía” Rodríguez, nacido en Santiago de Cuba en 1849, fue uno de ellos. Se alzó en armas en 1868 junto a Carlos Manuel de Céspedes y, aun después de quedar lisiado de una pierna por una herida, continuó en la manigua. Su vida estuvo marcada por el sacrificio: en 1877 arriesgó la suya para salvar a Antonio Maceo, participó en la organización de la Guerra Chiquita y pagó con prisión en España antes de volver al exilio y reencontrarse con Máximo Gómez. Con Martí en el 95, regresó al campo de batalla y se integró a la marcha invasora con Maceo, donde fue herido nuevamente, esta vez en la otra pierna, sin que ello lo detuviera.

Su firmeza lo llevó a ser ascendido a general del Ejército Libertador en 1896, convirtiéndose en uno de los nueve jefes militares invitados a presenciar la cesión de poderes en 1899 y luego el nacimiento de la República en 1902. A pesar de tantos méritos, Rodríguez nunca buscó honores ni recompensas. Se le recuerda como un hombre íntegro, de amplia cultura y una modestia que contrastaba con sus hazañas militares. Falleció en La Habana en 1903, y su memoria fue perpetuada con monumentos, calles en todas las provincias y sellos postales emitidos en 1910 y en 1949. Su figura encarna la de un combatiente incansable que entregó su vida a la independencia sin reclamar nada para sí.