Por Henry Aguilera, Tampa FL, [email protected]
Hay nombres que se vuelven identidad, afecto y destino. Ness es uno de ellos. Aunque su nombre de nacimiento es Ernest, todos lo conocen y lo llaman Ness, con cariño y respeto. Detrás de ese apodo sencillo hay una historia poderosa de migración, sacrificio, reinvención y fe.
Orígenes y diversidad
Nacido en Nueva York y con raíces dominicanas, haitianas y alemanas, encarna la diversidad del Caribe en cuerpo y alma. “Mi madre es dominicana, mi papá es haitiano… pero toda la isla es mía”, dice con una sonrisa que revela orgullo y pertenencia.
Un viaje por la vida
Su niñez la vivió en la gran ciudad, rodeado del bullicio neoyorquino, aprendiendo inglés en la escuela como su papá le pidió: “Tú vas a aprender inglés allá, no en la casa”, le dijo, mientras lo preparaba para un mundo donde la adaptación sería clave.
Pero su camino no fue lineal. Se trasladó a Florida hace trece años, movido por el amor a su padre, quien en ese momento había sufrido un derrame cerebral. “Todo su cuerpo no trabajaba. Yo vine por él”, recuerda con voz entrecortada. Ese acto de amor lo marcaría para siempre.
Transformación profesional
La vida lo llevó a desempeñarse en distintos empleos, como en Delta Airlines, donde trabajó por más de siete años en servicio al cliente. Sin embargo, las restricciones horarias y las responsabilidades familiares lo empujaron a dar un salto inesperado. “Un día fui al internet y busqué trabajo en Toyota. No sabía nada de carros, nada. Pero en la vida todo es un chance. Y este chance fue el correcto.”
El arte de vender con honestidad
Ese salto de fe lo convirtió en vendedor. Con honestidad, esfuerzo y una mentalidad de servicio, aprendió todo sobre el mundo automotriz. “Si tú me preguntas ahora de un Corolla, de un Camry… yo te puedo decir todo. Porque si voy a hacer algo, le pongo el corazón.”
Más allá de las cifras de ventas, se ha ganado el respeto de clientes y compañeros por su trato humano. “Cuando una persona entra aquí, yo no la veo como un cliente. Es mi familia. Vender un carro no es cualquier cosa, es una inversión, y hay que hacerlo con conciencia y respeto.” Para él, la experiencia importa más que la transacción. “Dale a esa persona una buena experiencia, y no solo va a volver, va a traer a su familia.”
Propósito y futuro
Con el tiempo, encontró en su trabajo no solo una forma de sustento, sino un espacio de propósito. “Yo quiero ayudar. Yo quiero ser como Victoria, mi jefa, que llegó a general manager. No por el título, sino porque ella ayuda a todos.”
Cuando habla de su futuro, lo resume con claridad. “Yo puse todo en las manos de Dios. Quiero una familia con mi esposa, y seguir ayudando a mi comunidad. No me olvido de dónde vengo. Quiero dar lo mejor de mí.”