Por Henry Aguilera, Tampa FL, [email protected]
Cappy ofrece algo muy valioso a la comunidad hispana: servicios legales basados en el respeto, la cercanía y una vocación de ayuda. “Creo que cuando te rodeas de personas y te preocupas por lo que están viviendo, naturalmente desarrollas empatía y compasión por sus luchas”, afirma con convicción. Para él, la empatía no depende del idioma, sino de la intención genuina de escuchar, estar presente y brindar soluciones a quienes más lo necesitan.
Nacido en Tampa, Florida, la infancia de Ryan estuvo marcada por los estudios, los deportes y un profundo deseo de conectar con las personas. Desde sus años de secundaria y luego en la universidad, supo que quería una carrera que le permitiera estar cerca de la gente, apoyarla y ser de ayuda en momentos difíciles. Ese llamado interior lo condujo al campo del derecho.
Estudió en The Florida State University College of Law y regresó a su ciudad natal en Tampa con un objetivo claro: aplicar sus conocimientos al servicio de su comunidad. Eligió especializarse en derecho de lesiones personales, un campo que requiere no solo conocimiento legal, sino también una gran sensibilidad humana. Se trata de casos que implican dolor, transformación y, en muchos casos, una nueva forma de vida para quienes los atraviesan.
Uno de los casos más impactantes para él fue el de un niño que sufrió una lesión catastrófica. Acompañar a esa familia durante el proceso legal fue, para Ryan, una experiencia profundamente transformadora. Reconoce que no hay mayor satisfacción que estar allí, ofreciendo un apoyo real, cuando alguien atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida. “Poder ayudar a alguien necesitado es una de las mayores recompensas que un profesional puede experimentar”, afirma.
A lo largo de su carrera, Ryan ha representado a numerosos clientes hispanos. Sabe que muchas veces llegan con miedo, sin entender el sistema, sin hablar el idioma y en medio de situaciones estresantes. Por eso está comprometido a asegurar que su equipo sea bilingüe y que el servicio sea siempre humano, compasivo y claro. Su meta es que cada persona que entre en su oficina se sienta escuchada, valorada y bien representada.
Cuando se le pregunta qué consejo daría a un joven abogado que recién comienza, Ryan es directo: disfrutar de esta profesión. “Si lo vas a hacer, tienes que hacerlo porque realmente te gusta, porque lo disfrutas”, aconseja. Más allá de los libros y tecnicismos, el derecho es una herramienta poderosa de servicio. Y para ejercerlo bien, siempre hay que seguir aprendiendo. Las leyes cambian, evolucionan, y mantenerse actualizado es parte del compromiso ético que todo buen abogado debe asumir. “La ley cambia como el clima, así que siempre tienes que estar estudiando y mantenerte al día”, dice con una sonrisa.
Ryan proviene de una familia que le inculcó el valor de hacer las cosas con propósito y dedicación. Su padre también es abogado, y esa conexión familiar con el mundo legal despertó en él un profundo interés por la justicia desde muy joven. Ver de cerca el campo del derecho fue una fuente constante de inspiración para desarrollar su propia carrera, basada en el servicio y la integridad. En el futuro, se imagina profundizando su compromiso con la comunidad de Tampa, participando en iniciativas que generen un impacto positivo y sigan fortaleciendo el vínculo entre los profesionales del derecho y quienes más los necesitan.
Su historia es un ejemplo claro de cómo se puede servir a través de la profesión cuando el trabajo se hace desde el corazón, con empatía, compromiso y voluntad de ayudar.